sábado, 17 de marzo de 2012

[2012]"POEMAS SUCIOS EN UN TREN DE VUELTA"
















Valle Real

Antaño, cuando era joven,
Cuatro versos bastaban para limpiar un nombre,
Un ejercicio aséptico de musculatura poética,
Una anécdota estilística
Para el corazón.
Eso era todo.

¿Sabes?
Llevo escritas más de mil páginas
Sobre ti.
Y no sé qué me pasa que no me purgo
De ti.
Y estoy empezando a pensar
Que has venido para quedarte
En mí.

¿Qué mierda de sucio amor es este?
Esta mosca inoportuna, tardía,
Verdaderamente molesta,
Que posa sus patas en la hoja
Blanca de mi tranquilidad.

Ya sé de otros. Neruda, por ejemplo,
Que comió el verde pasto de la amargura
De viejo y vomitó
Una pasta biliosa y brillante en sus Residencias.
Machado, por ejemplo,
Que tenía una tos hervida y ronca
Mientras fumaba o penaba
En un tren de vuelta, Segovia-Madrid.

Un poeta caduco que ama
(Esa excrecencia de la literatura)
me enerva, me agrede, me da asco,
porque son heces de cerda poética arrojadas
en los juegos florales de cualquier villa,
es una baba descolgada de cada ojo,
es un sapo al pie de una muchacha
despreocupada.

La belleza del cuerpo de las mujeres
Vuelve a los hombres violentos
De palabras.
Pero no es suficiente,
Porque el amor es solo un acto de la sangre
Silencioso. Consiste
En insalivar piel,
Morder carne,
Clavar, inyectar
Un deseo.
Y la divinidad concede esto
Solo a los jóvenes que guardan un calor rojo..

Entonces, ¿qué sentido o destino
Me lleva a buscar este rincón en el Valle Real,
Este sofá oscuro frente a una tienda
Que se llama “Bershka”,
Este anónimo instante
Para dejar una palabra escrita
Sobre ti
Por un poeta ya cansado,
Por alguien a quien curiosean
Los transeúntes como moscas,
Por un patético escritor sentado,
Ensimismado, excéntrico,
Que incluso a las dependientas de “Bershka”
Que fisgonean desde el interior,
Disimuladamente,
Les mueve a una sonrisa?

Y sin embargo, sigo,
No cesan tus ojos rasgados,
Esa navaja dulce,
De dictarme páginas a miles,
No cede mi frenesí de viejo,
No se rinde mi mano
A rasparte en la hoja blanca,
No puede mi boca
Detener lo que tiene todo el aspecto
De haber venido para quedarse en mí.
Y eso es todo.

***



Bayo

Debió de ser un caballo de Lorca
O de Alberti, o de Cortázar,
Incluso un lugar llamado “cavalo morto”,
Los que impresionaron mi alma,
Pero nunca tanto como impresionó mis ojos
El caballo del señor Florentino.

Alguna vez lo vi, asomado yo
A una ventana y a una fuente feliz,
A una vida feliz, como una infancia,
Al fondo, en lejanía, puente y camposanto.

Llegaba Florentino,
dios antiguo, con su cinto largo colgando,
Tirando del ramal,
Delante, despacio, dulce,
Llegaba de ningún lugar,
De cuadras imaginarias,
Centauro a pie, no era jinete,
A nada útil, a matar el tiempo,
A trabarlo y atarlo y humillarlo
En la reja de la Chata, la hija,
La vecina de mi casa desde siempre.

Bayo le llamaba, bayo, bayo va,
Bayo va, le decía,
Le dejaba un buen rato a mis ojos,
A mi criterio, a mi sensibilidad,
A la intemperie de las estaciones de la vida,
Así quedaba el percherón,
Mansurrón, cabezón,
Expuesto a mi compasión.

A veces tanto sol sacudía su lomo escoriado
Que llamaba a una música de moscas,
Costras como tortas negras,
Latigazos nerviosos de la cola,
Temblores de sus cuartos,
Golpe seco y final de una de sus patas traseras.
A veces el sol picaba en su sangre
Y parecía de cartón con cinco patas.
Así lo creía ese niño que miraba.

Lo oía el niño, cascar el empedrado,
Abría una ventana curiosa,
Esperaba con sonrisa ingenua
Brotar la tranca como trompa de elefante.
Fue entendiendo con tiempo,
Perdió interés por lo animal,
Ganó hondura compasiva,
Un caballo al sol es sufrimiento.

Tanto tiempo mirando
Le llevó a entender,
Un caballo al sol también es un corazón,
Un cansancio, una sangre con destino,
Las cejas largas y aristadas
De un caballo al sol,
Son la tristeza más alta del porvenir,
La sacudida relampagueante de la cola
Era una rebelión cansada y última,
Un caballo al sol
Se parecía a unos ojos en la ventana.
Cada quien es un caballo dentro,
En mí guardo el bayo grisáceo
Del señor Florentino,
La persiana verde velando la ventana de mi casa,
La fuente que remata en una piña y tiene un perro,
Puente viejo, puente nuevo,
Cementerio…
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